Uno de los ejes que definirá el futuro de las ciudades es la sostenibilidad de los sistemas urbanos. Este reto es la base sobre la que gira la “Carta para la planificación ecosistémica de las ciudades y metrópolis”, de la Agencia de Ecología Urbana de Barcelona (BCNecologia), integrada por el Ayuntamiento de Barcelona, el Área Metropolitana de Barcelona y la Diputación de Barcelona.
Entre otros impactos medioambientales, las ciudades son el centro de las mayores concentraciones de gases de efecto invernadero. Y este problema irá en aumento, teniendo en cuenta que las previsiones mayoritariamente aceptadas auguran que en 2050 el 75% de la población mundial vivirá en entornos urbanos.
El documento considera a la ciudad como el ecosistema más complejo creado por el ser humano, y plantea un modelo de gestión basado en 4 ejes y 15 principios rectores. El mínimo ecosistema urbano que puede integrar y maximizar estos principios se ha denominado “supermanzana”, con una superficie de 16 a 20 ha. Para afrontar los retos ecológicos en este ámbito será necesario cambiar la morfología, funcionalidad, modelo de movilidad y las condiciones de habitabilidad del espacio público.
Una de las claves fundamentales de la Carta de BCNecología es la necesidad de entender estos núcleos urbanísticos como una microciudad, que deberá ser sostenible por sí misma.
Este objetivo pasa necesariamente por la creación de pulmones verdes orientados a un modelo ecosistémico: “se buscará una proporción adecuada entre el espacio edificado y el espacio libre (viario y zonas verdes) de modo que éste no sea inferior al 35% del total”.
Sin duda, la forma en que se aborde la cuestión medioambiental a nivel urbano será clave de cara al futuro.